Existe un debate muy amplio sobre qué es educar y donde
se sitúan las fronteras de la misma.
Algunas posturas defienden que al hablar de educación
estamos hablando de todo aquello que se enseña y aprende, sin tener en cuenta
que en lo que se educa sea aquello considerado como deseable; por ejemplo para
aquellos que defienden esta postura un padre que enseña a su hijo a robar,
estaría educándolo en el robo, y aunque esto no sea lo considerado como buena
educación sí sería educación ya que transmite unos determinados valores.
Por otro lado encontramos otra postura que se centra en
defender que educar es aquello que se logra de una enseñanza y un aprendizaje
siempre que este considerado como lo “deseable”; es decir para los seguidores
de esta postura la educación no la estaría proporcionando este padre que enseña
a su hijo a robar por mucho que este esté enseñando algo, ya que robar en
nuestra sociedad no está entendido como una conducta deseable. Esta postura es
la que defiende Savater, y en la que yo personalmente me ubico.
Como he mencionado arriba, para mí, hablar de educación es
hablar de lo deseable, ya que personalmente no veo moral aquello que algunas
personas consideran educación y que se hace con agresiones físicas o
psicológicas, o simplemente recurriendo a la enseñanza de lo que son
consideradas como malas acciones.
Por ello para mí pegar a una persona para que aprenda no
podría considerarse jamás como un modo de educar, ya que en ese caso estaríamos
poniendo en juego la dignidad de las personas, y la primera característica de
la educación debería de ser que esta se llevase a cabo de tal modo que no
atentase contra los principios de las personas. También diremos que hay formas
de enseñanza que no son educativas, como el adiestramiento, el adoctrinamiento,
el amaestramiento o la doma, ya que a mi parecer estas formas de enseñanza
imponen formas de comportamiento más que educar en ciertos comportamientos, no
dan lugar a otras opciones ni a un aprendizaje recíproco entre profesor y
aprendiz, sino que el aprendiz se encuentra supeditado siempre al que enseña.
Otro debate abierto es si el entrenamiento es o no otra
de esas formas no educativas; bajo mi punto de vista este sí que es educativo,
ya que para mí y en contradicción con lo que dijo Víctor en clase el
entrenamiento nos proporciona valores, valores que no van separados del
entrenamiento, sino que van unidos a este, ya que si no te sometes a dicho
entrenamiento no puedes aprender ese tipo de valores, o siendo aún más
extremistas, quizás sí puedas aprenderlos pero con el entrenamiento haces que
estos valores crezcan, se hagan más fuertes y sobre todo haces que permanezcan.
Por ello al igual que en la escuela nos educan en ciertos
hábitos de estudio, y nadie negaría que eso no es educación, en un
entrenamiento nos enseñan hábitos de entrenamiento y convivencia con nuestros
compañeros, te entrenan en esos hábitos, y por lo tanto te educan en ello.
Quizás mi punto de vista venga dado a que mis experiencias en el deporte y en
mis entrenamientos me han aportado educación en ciertos aspectos y otras personas quizás no piensen lo mismo ya
que sus experiencias son muy diferentes,
pero aún así soy firme en mi punto de vista y defiendo que el entrenamiento es
una forma más de educación
Además, y llegando al final de este escrito, decir que para
que haya educación según esta concepción deben de existir modelos de
excelencia, para poder delimitar de este modo lo que nosotros dominamos como
mejor o peor y de este modo saber cuales son aquellas acciones deseables y con
las que realmente estamos educando.
Los educadores debemos de reflexionar sobre lo que es
deseable o no para poder optar de este modo por unas cosas u otras y siempre
recordar que:
“La educación supone aprender algo valioso de forma
valiosa”.
Un saludo y espero vuestras opiniones para poder
enriquecer así las mías.