Durante toda mi vida, y con esto me quiero referir a tiempos en los que tan solo era una una niña de 9 o 10 años he tenido muy claro lo que quería ser en un futuro, a lo que quería dedicar mi vida y que era aquello que me hacía feliz; por este motivo siempre he tenido muy claras mis metas, las barreras que tenía que superar para alcanzar mis objetivos, y aquello por lo que tenía que luchar, factor que ha hecho que mi esfuerzo tuviera un sentido, alcanzar el objetivo de poder estudiar esta carrera. Creo que establecer unos objetivos es algo muy importante, ya que si no lo hacemos muchas veces podemos caer sumidos en un inmenso laberinto por el perdemos nuestro tiempo intentando hallar una salida; esto algo que le pasa a muchos estudiantes, personas que aparentemente tienen grandes capacidades intelectuales, pero que sin embargo suspenden, vaguean, no se sienten motivados por nada, y es que lo que realmente les pasa es que no han encontrado su vocación y no saben que es lo que quieren hacer en el futuro.
Esto último es algo que a mí nunca me ha pasado, pues como bien he dicho anteriormente siempre he tenido muy claro que quería dedicar mi vida al deporte.
Sin embargo si bien es cierto dentro de saber lo que quería he tenido algunos cambios de opinión, e incluso momentos en los que me he preguntado si era esto lo que realmente quería.
En un primer momento y durante casi toda mi vida había tenido claro que la profesión que quería para mí en un futuro era la de profesora de educación física, ya que me gustaba la educación, los niños, y como no el deporte; sin embargo, y hará poco más de un año o dos, mi punto de vista ha cambiado radicalmente, ya que creo que yo no sería una persona competente para el puesto de profesora de educación física para niños adolescentes. Me encantan los niños, me encanta el deporte, pero creo que la adolescencia es una época muy crítica, en la que el alumnado sufre importantes cambios, y en la que los profesores son unos de los sufridores más directos de dichos cambios; además considero que por mi forma de ser no encajaría en ese ámbito, ya que para mí un buen trabajo es aquel en el que al llegar a casa puedas decir que te sientes realizado, que has ayudado a alguien, que esas personas te lo agradecen plenamente, y que se sienten motivadas con tu presencia. Esto último es algo que no siempre pasa en la educación secundaria, ya que muchos de los adolescentes que van a clase es simplemente porque están obligados y lo que realmente les gustaría sería estar en casa tumbados en el sofá o trabajando para ganar dinero, por lo que es muy difícil motivar a estas personas que han perdido las ganas por la educación y que sencillamente detestan ya sean mejores o peores a todos los profesores que intentan atraerlos hacia el camino de la enseñanza.
Tras plantearme estas cuestiones, llegué a la conclusión de que lo que realmente quería era centrar mis atenciones en personas que necesitaran mi trabajo, es decir no en personas que están obligadas a verme la cara cada día, sino en personas que estén deseando el momento de su sesión de actividad física para aprender y vivenciar nuevas formas de movimiento, nuevos conocimientos sobre la actividad física, y lo mejor de todo a aprender lecciones sobre la vida y como hacer que esta sea más saludable. Empecé a investigar de este modo y a barajar las salidas que podría tener este proyecto que llevaba en mente, y de repente descubrí que era un sueño posible, y que de nuevo volvía a tener claros unos objetivos y un camino hacia el que dirigirme. Descubrí pues que lo que quería hacer en esta vida era ayudar a retomar una sonrisa a través del ejercicio a personas que la habían perdido, a hacerlas sentirse motivadas por el ejercicio y a sentirse capaces y productivas al descubrir que también ellos pueden hacerlo.
Como dije en mi anterior entrada pienso que las personas de la tercera edad son los verdaderos tesoros de la vida, ya que si pudiéramos abrir sus mentes una a una descubriríamos que lo que cada una de estas personas puede aportarnos vale más que todo el oro del mundo, y es por ello que quiero hablar en mi blog sobre "La importancia que tiene la educación en la actividad física para las personas de la tercera edad", no se si será algo que os interese a todos, a unos pocos, o tan solo a mí, pero en mis futuras entradas intentaré transmitiros la importancia que personalmente creo que tiene este ámbito de la mejor forma posible para que podaís apreciar la importancia que tienen aquellas personas que sin ganar un oro olímpico pueden llegar a ser los mejores atletas de la historia.
