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Tu mayor competidor es lo que quieres llegar a ser

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Nosotros también enseñamos a bucear

La vida es como un inmenso mar, a simple vista solo nos parece agua, pero si sumergimos la cabeza y observamos a nuestro alrededor podemos llegar a comprender que no es solo eso, pues este está cargado de alegría, de peces que van y vienen, de plantas que oscilan de un lugar a otro a consecuencia de la corriente marina y de otros como nosotros que se deciden a bucear en ese inmenso lago azul. Sin embargo el ser humano no posee branquias para poder bucear constantemente y desgraciadamente tiene que volver a sacar la cabeza para tomar aire, el problema está cuando olvidamos lo que hay abajo y nos conformamos con la triste agonía de flotar a la deriva.  
Son situaciones que nos ocurren a todos mientras navegamos, pues en esta vida no solo nos topamos con días de color de rosa, también los encontramos grises, negros, e incluso multicolores,  pero lo importante no es el color que tenga el día, sino nuestras fuerzas para coger oxigeno y sumergirnos de nuevo.
Cuando perdemos a alguien especial nuestro pecho se oprime, los pulmones se cierran y la ilusión se desvanece; nos vienen a la cabeza los recuerdos más bonitos que hemos compartido con esa persona, y la impotencia de saber que jamás volverás a vivir nada parecido porque ahora os encontráis en océanos diferentes, el miedo a la noche y al día, y el miedo a saber que esa persona jamás volverá a darte lecciones de vida.
Sensaciones como estas las he sentido en mi pellejo,  muchos de vosotros quizás también… pero sin embargo todavía somos jóvenes, tenemos una vida muy larga por delante, y pese a la tristeza tarde o temprano sentimos la necesidad de sumergirnos de nuevo.
Esto es algo más complicado para nuestros mayores, ya que cuando se sienten sin aire por la pérdida de estas personas que les han acompañado durante su bagaje, piensan que ya no tienen fuerza para luchar, que sumergir la cabeza es algo que requiere tanta fortaleza que jamás conseguirán y que por este motivo los años que les quedan a la deriva los pasarán.
Sin embargo nuestros mayores tienen fortaleza suficiente para bucear hasta el final, y el hecho de la pérdida de un ser querido no debe ser motivo de abandono; para contrarrestar este abandono y conseguir que en ellos la alegría vuelva a brillar, nosotros los futuros profesionales de actividad física deportiva tenemos una gran labor por delante, ya que con nuestra aportación estaremos contribuyendo a que vuelvan a sensibilizarse con la alegría de vivir, ya que actividad física se apellida vitalidad.
En nuestras sesiones además tendrán la oportunidad de conocer diversas especies que habitan en el fondo marino, especies que quizás hasta el momento habían pasado desapercibidas, aprenderán una forma de vida diferente ligada a la actividad física, y bucear junto a buceadores que se encuentran en situaciones similares a las suyas les ayudará a afrontar mejor su situación personal.

 En definitiva les aportaremos salud y distracción, pues conocer nuevos buceadores con los que recorrer los últimos kilómetros de los océanos, y lograrlo en una mejor forma física los hará sentir como delfines, buceando sin parar y saliendo a la superficie tan solo para saltar.

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